Nada tiene de raro que la literatura muestre/explique/recree escenas de la vida cotidiana: un exponente de la lucha libre, una vendedora de pollo frito o un compositor de corridos, enmarcados en su vida diaria. Suena de lo más normal.

Y es que lo sorprendente es la prosa de Carlos Velázquez, quien elaboró este libro etiquetado con el logro de “un triunfo del corrido sobre la lógica”, donde el luchador es un dj que se enfrenta en un mano a mano, en el ring, con la máxima figura de la lucha libre en México (ese que está pensando usted) y pierde porque la manufactura de sus vinilos no se equipara en calidad: los productos tepiteños nada qué ver con los discos importados.

Tampoco la vida de la vendedora de pollo frito es poco: es la virtual ganadora de concursos del uso de la rasuradora, aplicada en el vello púbico, con jueces internacionales y fanáticos que la siguen desde el inicio de su larga carrera artística, hasta su decadencia.

Don Paulino, el compositor norteño de corridos se enfrenta a su suerte en un diálogo postapocalíptico con Satanás: debe convencerlo de conseguirle unas botas confeccionadas con piel de biblia vaquera y, para lograrlo, le ofrece una composición original. Un corrido. –Soy inorteñible, es lo único que puede obtener por respuesta del representante del mal en esta tierra, donde parece que, efectivamente, el corrido le ha ganado la partida a la lógica.

No es poco decir que la retórica con que está construida la obra de Velázquez es todo un reto: se requiere de ser un lector abierto a las posibilidades del lenguaje y sobre todo, con el tiempo suficiente para gozar de esta obra, que lo atrapará de corrido, contra toda lógica también.

Un acierto de Sexto Piso editorial