De Teques a “Cabo de hornos”

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Silvia Pinal en
Silvia Pinal en "Cabo de Hornos"

POR: JUAN LAGUNAS

El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
Así da cuenta Rafael Alberti
(vate de la Generación del 27) en su elegía: “El mar”.

En contraste, sin serlo, la tradición oral ha llamado al lago de Tequesquitengo: el “mar de Morelos”. Éste es un atractivo turístico, sin duda, donde algunas personas se han enamorado; otras (por un halo de infortunio) no pusieron atención a los “bemoles” del entorno.

Silvia Pinal en "Cabo de Hornos"
Silvia Pinal en «Cabo de Hornos»


“El Sol de Cuernavaca”, en una nota periodística de octubre de 2018, dio curso de la muerte de una menor en ese sitio. ¿La causa?: asfixia o ahogamiento (a causa de la inundación de las vías respiratorias).
En torno al cine, en “Cabo de hornos” (1956) se deviene una historia misteriosa. Un cazador de ballenas (Jorge Mistral), en una dársena de Valparaíso, se enamora de Silvia Pinal (Jimena); empero, las vicisitudes (narradas de modo espléndido por Tito Davison: “El amor tiene cara de mujer”, “Corazón salvaje”) viran el rumbo…
La amada se disemina entre las arenas del tiempo. Aquél, como dice Alberti, es “tirado” del corazón y vuelve a su hábitat. El bienquisto no se sale de su pensamiento. De súbito, en Punta Arenas, la divisa y…
Es preciso decir que -en ocasiones- la parábola de un gran amor se forja en la adversidad. En Cabo de Hornos ambos enfrentan una tempestad inclemente. (El final de la cinta se puede entrever, mas no precisar ahora).

Cabo de Hornos.
Cabo de Hornos.


El largometraje (basado en una novela del escritor Francisco Coloane, quien formó parte del elenco, junto con Eugenio Retes, Myriam Thorud, Pepe Guixé y otros) se hizo acreedor a un sinfín de críticas; sobre todo, en el sentido de que el drama se “alejó” de la historia original.
No obstante, el deleite no se extingue. Vale la pena retornar a esta cinta. Por ejemplo, posee escenas magníficas, a través de una serie (realizada en el sur de Chile), de la formidable fotografía de Andrés Martorell.
La acción resalta el ecosistema fílmico. El ambiente es propicio para el desenvolvimiento de la capacidad de los histriones: dupla sobresaliente. Mistral fue beneficiado por una voz exacta. Óiganlo. Acerquen el oído a su timbre y terminarán enamoradas.
Esta dramaturgia fílmica es recomendable. El ponto sigue ahí. Los hacedores del séptimo arte (incluidos los poetas) asumen su sino: la circunnavegación hacia la inadvertencia.

Alberti sigue:

En sueños la marejada
me tira del corazón;
se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste
acá?

Cabo de Hornos.
Cabo de Hornos.