“Mario, para lo único que tú sirves es para escribir”.
Pase el lector a la página 245. Intente hacer una lectura digamos liviana de ese capítulo que se llama precisamente Remolino.
No le va a entender, porque de eso se trata: hay que leer atentamente las anteriores 24 páginas para poder disfrutar (el verbo está bien empleado: es experimentar un gozo) de esta novela de cinco estrellas que el premio Nobel de literatura preparó seguramente durante mucho tiempo para dejar sus letras acomodadas en estas 314 páginas llenas con algo de sexo, algo de humor, algo de política, algo de farándula, algo de periodismo.
El resultado es la novela “Cinco esquinas”. Maravillosa. Por eso no es necesario decir nada más: en esta ocasión la obra es como un enorme reloj de cuerda: todos sus elementos funcionan a la perfección y confirman lo que alguna vez le dijo su ahora exmujer, Patricia Llosa, al premio Nobel, autor de La casa verde, La Guerra del fin del mundo, Pantaleón y las visitadoras, entre otras joyas:
“Mario, para lo único que tú sirves es para escribir”.
Tenía razón. Todos salimos ganando. Corra a la librería más
cercana.