Piolo Juvera o su nombre real, Luis Fernando Castillo Malo Juvera, decidió un día tuitear aquellos juegos de palabras que se le fueron ocurriendo. Ganó por partida doble: sus encontronazos de palabras cautivaron a un público en búsqueda de algo más que seguir la vida de los famosos y lo puso, día a día, a buscarle nuevas formas al juego.
Pasado el tiempo, encontró en María del Pilar Montes de Oca Sicilia, lingüista de vocación y de profesión, el campo fértil para reacomodar todo de nuevo y publicar un libro, prologado por la también directora de la revista Algarabía, quien consideró “natural, justo y necesario” publicar el tomo de 192 páginas de #fugando conjuego. Y ninguna de ellas tiene desperdicio, lo que lo vuelve un ejemplar único.
Sus propuestas son sencillas. Y hay que estar atento al juego de aforismos: hay opiniones que se van formando. Otras nomás se cuelan en la fila. Alburemas: se solicita secretaria bilengua.
Los calambures son de lo mejor: La mermelada / La merme helada / Lamerme el hada.
Y cayendo en los poemínimos dan ganas de que el juego siga y siga: Entre el sol y yo hay un árbol que me asombra.
Las {in} genialidad {es} son compendios de sabiduría: a los mexicanos nos caracteriza más que un sencillo morral, una doble moral.
Mención honorífica merece el apartado de frases sobre la navidad, sobre todo para quienes detestan el festejo: Rudolph, como yo, era alérgico a la navidad. Por eso lo de la nariz roja.
Y así se sigue el juego, que, además, continúa en la red social. Provecho.