Los colores de Cuernavaca

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Letras turísticas de CUERNAVACA, en el centro de la ciudad

POR HUGO CALDERÓN CASTAÑEDA

Qué bonita es Cuernavaca…
Los raspados del Zócalo, con los colores embotellados: el rojo, de grosella, para ella; el amarillo, de vainilla; el café, de tamarindo.
Y las paletas de limón verde, de blanca guanábana, de roja fresa, nos hacen pensar patrióticamente, en nuestra bandera tricolor. Y siguen las aguas frescas, también con su colorido en vitroleros colocados sobre verde alfalfa.
Cuernavaca, antes, decían “era un paraíso”.

Arboles Cuernavaca
Arboles Cuernavaca


Aquí vinieron a vivir artistas de cine, de radio y televisión. Y cuentan que llenaban sus miradas con los brillantes colores de las telas de cambaya y de los llamados vestidos típicos, que se pusieron de moda hace unas décadas.
Entre noviembre y enero, el blanco de los cazahuates, destaca. La nieve de Morelos, decía la marquesa Calderón de la Barca. Encendidas bugambilias, dice la canción.
En “Noches de Cuernavaca”, refieren a Cuernavaca, como un paraíso que no tiene igual. Sus tibias noches del mes de abril.
En la primavera (marzo y abril) florecen los guayacanes, conocidos también como “Primaveras” o Palo de Rosa.
Frente a la Catedral de Cuernavaca, en la calle de Hidalgo, todavía pueden apreciarse esta bellezas tan coloridas, ante los puestos de artesanías.
Las jacarandas, con sus tonos morados y azules, presentes también en muchas calles de Cuernavaca.
Richard Burton, estuvo filmando en Cuernavaca, en el Club de Golf, y ante las jacarandas, evocaba los ojos de Elizabeth Taylor.
Hace unos años, frondosos árboles de jacaranda, adornaban de forma natural la avenida Morelos.
Y que me dicen de los árboles de tabachín, llamados también flamboyanes, con sus flores entre anaranjadas y rojas, que a la distancia parecen incendios en el horizonte.
En la casa de Luis Spota, aquí en Cuernavaca, florecía cada año su árbol de tabachín, que tanto quiso.

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Letras turísticas de CUERNAVACA, en el centro de la ciudad

¿Los árboles conocidos como “lluvia de oro”? Claro que hay en Cuernavaca. En calles del centro se pueden observar, con sus hojas de color amarillo brillante.
Las diversas gamas del color verde, en sus majestuosos árboles, donde anidan las negras y brillantes urracas, en el centro de Cuernavaca, enmarcan el kiosko del Jardín Juárez.
Las encendidas bugambilias, de diferentes tonalidades rojizas y moradas, dan esplendor a Cuernavaca, y son el símbolo de la ciudad.
Cuernavaca, el paraíso que un día tuvimos, y luego, sin saber cómo ni cuándo, lo perdimos. Tan bella tierra, parece haberse transformado y deteriorado.
A fines de los años 30 del siglo pasado, empezó a funcionar el Casino de la Selva.
Durante varias décadas, fue uno de los lugares preferidos por el turismo nacional y extranjero. Hasta que a principios del siglo XXI, fue comprado por una empresa comercial y se convirtió en historia.
En muros del Casino de la Selva dejaron testimonio de su talento, y del colorido de sus obras, artistas plásticos de la talla de David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Diego Rivera, el Doctor Atl, Jorge González Camarena, José Reyes Meza, Roberto Cueva del Río, Alfonso Peña y Emilio Icaza, así como extranjeros como Silvio Benedetto, Benito Messeger, Joseph Renau Berenguer.
Con motivo de los festejos del Bicentenario, en el 2010, Aída Cuevas grabó el tema ”Yo soy de Morelos”, en el que entre otras cosas, hace referencia a la eterna primavera de los mil colores, así como a sus barrancas, a sus arroceras y a sus ingenios azucareros.
También, Gabriela De la Paz, compuso e interpreta “Canción a Cuernavaca”. Habla de los colores del arco iris que aparecen en la ciudad después de la lluvia y del paraíso que para muchos representa Cuernavaca, la ciudad de la eterna primavera.
¿Quién no se ha impresionado por la arquitectura del mercado “Adolfo López Mateos”, en su momento considerada una de las obras relevantes de Mario Pani? En los pasillos del mercado, se desbordan colores y olores.
El colorido de las frutas y verduras. Los verdes aguacates y tomates, el blanco de las cebollas, y el rojo de los jitomates, también nos hace recordar los colores de nuestra bandera.
Cafés los tamarindos, negros los capulines, verdes los nopales y las tunas, los colores de las naranjas, en tonos verdes y amarillos, las sandías “caladas” que nos muestran sus tonos similares a la enseña nacional.
¿Y los melones? Hay verdes y amarillos, como las papayas y las piñas, que nos remontan a los climas cálidos del sur.

Jorge Zarza en el mercado de Cuernavaca
Jorge Zarza en el mercado de Cuernavaca


El color bronce de la Paloma de la Paz, obra escultórica del maestro Víctor Contreras, da la bienvenida y despide también, a los visitantes que arriban a Cuernavaca.
Los azules de las albercas de Cuernavaca, son punto de reunión de propios y extraños, sobre todo los fines de semana. La ciudad de la eterna primavera es la que tiene el mayor número de piscinas en México. Y gozan de fama internacional.
Así son, los colores de nuestra bella Cuernavaca, a pesar de todo.